Una Historia de violencia son palabras mayores. Es una película genial con todas las letras y que si no te engancha es porque no te gusta el buen cine, negrura de primera clase.
David Cronenberg, que dos años más tarde filmaría la también excepcional Promesas del Este, nos deleita con esta obra de arte sobre la violencia y su cotidianidad en nuestras vidas. Película visceral y magnética que cuenta la tranquila vida que lleva un hombre con su mujer y sus hijos en un pueblo tranquilo de la América profunda, de los que tienen sheriff, y donde nunca pasa nada. Todo parece cambiar cuando el gran Viggo Mortensen se arma de valor y con una decisión y agilidad inusitadas impide el robo a su restaurante convirtiéndose en héroe local.
Este es sólo el principio, no se puede contar más, el principio de una historia que te engancha de principio a fin, con ritmo ascendente. Lo que empieza como una película lenta acaba por volverse frenética, a medida que vas descubriendo más y más de la historia.
Con espíritu de western, basada en un cómic del mismo título, y milimétricamente rodada en todas sus escenas, Una historia de violencia te descubre de modo espeluznante los entresijos de la violencia hasta quedarte en estado de shock.
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