Aclamada con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Cannes, algo que tampoco es definitorio, visto las películas insoportables que se lo han llevado, Flores Rotas consigue emocionarme y hacerme reír con total espontaneidad.
Genial Bill Murray que se pone en la piel de un Don Juan cincuentón y sin muchas aspiraciones en la vida, más que vivir del dinero que tiene y ligar de vez en cuando. Todo cambia cuando recibe una carta anónima de una de sus antiguas amantes, ahí empieza un viaje de la soledad al encuentro, un viaje a muchas o a ninguna parte, quién sabe.
Narrada con inusitado minimalismo y sutil en cada plano, en cada gesto, es de esas películas que sin muchas palabras, dice mucho. Renovando de comedia y tragedia el quingentésimo mito del Don Juan, Flores rotas es capaz de mostrarte con perpleja ironía la cara más amarga y simpática de la soledad.